martes, 20 de noviembre de 2012

Fotos Ruta a Guadalupe 2012



 El día 12 de octubre, viernes, La Trocha Oropesana partió rumbo a La Puebla de Guadalupe como es su costumbre por estas fechas.
Como es también habitual, nos reunimos con la fresca en los portales de la Plaza del Navarro. La salida tuvo lugar a las 8:00 de la mañana.
Como siempre, la fresca y la salida fueron las dos únicas mozas que nos acompañaron. No nos podemos quejar.




Aguerridamente acudieron: (de izq. a dcha. y de arriba a abajo) Álvaro "mosca", Hugo, Panta, Coque, Roberto "mínime", Javi "pelines", Jose "cañón", Ángel, Ángel "chino", Nacho "tyson", Nacho, Raúl "heavy", Agustín y Juande "bufa".
Arturo, que no aparece en la foto, nos dio apoyo logístico.

Unos kilómetros más tarde se nos unió Saúl en Puente del Arzobispo.






Cruzada la Raya del Sapo y recogido Saúl en Puente, nos dirigimos por el camino de Navalmoralejo al pueblo del mismo nombre. En su término municipal se encuentran las ruinas de Ciudad de Vascos, que nadie en su sano juicio debiera perderse, pues te asaltan en su seno los fantasmas de sus antiguos habitantes hispano-musulmanes. ¡Allahu Akbar!
Asoma su careto a este blog Raúl más conocido en la trena como "el heavy". Le siguen Hugo con un conjunto rojo monísimo, y Agustín luciendo el maillot de la asociación.



Por la mañana, y una vez desterrada la pereza, todo es humor y sonrisas ¿verdad Juande? Ya veremos si continuamos con la juerga cuando aparezcan las primeras rampas.

Ángel también parece ir confiado, pero toma muy sabiamente la precaución de situarse detrás de Luisi, que por la cara ya va tramando alguna. Ponerse delante de él es jugárselo todo.




Pasado Navalmoralejo, cogimos la Cañada Leonesa Oriental en dirección a Aldeanueva de San Bartolomé.
Aquí en primer plano vemos a Javi, más conocido en el cuartelillo de Oropesa como "Pielgo".
Javi cumplió con su labor de fotógrafo de la asociación, y a él debemos muchas de estas fotos. El resto de fotos las aportamos Raúl, Saúl y yo mismo (las mías son las peores. Es así, qué le vamos a hacer).
Al fondo se divisa la Sierra de Altamira.


Como éramos chicos muy rápidos, nos detuvimos a esperar al resto en este cruce de caminos. En la fila de arriba y de izq. a dcha.: Nacho, Javi, Agustín, Roberto, Saúl, y en la de abajo: Raúl, Álvaro y Jose.

Luego supimos que parte de nuestra velocidad se debía a un inoportuno pinchazo a nuestra retaguardia.

No somos nadie.


A partir de aquel cruce de caminos, caminos que nos habían traído con cierta comodidad, nos aventuramos por unas trochas estrechas y pedregosas que nos llevaron a la zona de Las Minas. En la comarca de La Jara extraían los romanos metales preciosos que se beneficiaban en la Ciudad de Vascos.

Las piedras y estrecheces dejaron alguna pequeña herida como la de Rober, y algún dolor de culo como el de Nacho "tyson".



Abandonamos la zona de Las Minas campo a través, muy cerca ya de la localidad de Aldeanueva de San Bartolomé.

Esta parte de la ruta, fue la de sabor más agreste y trialero de la jornada. Zona de escobas y encinares.


Zona también de grandes canchos como éste que sorteamos con el amigo Juande, más conocido en los calabozos de la Benemérita como "bufa". ¡Cuántos delitos no llevarán su nombre!

Esta fue una de las partes más divertidas del camino, gracias en parte a que nuestros delicados cuerpecillos no habían sido todavía castigados con el rigor de las rampas de las serranías cacereñas.


Y como no se puede rendir si no se alimenta el músculo, aquí tenemos a nuestros héroes en animada charla para calentar las mandíbulas.

No sólo de pan vive el hombre, ni se sube el Tourmalet con un plato de lentejas, como nos dijo en cierta ocasión un veterano ex ciclista del pelotón profesional.

Lo de la bici está muy bien, pero a ver quién le hinca el diente a una biela.




Los de Aldeanueva de San Bartolomé son gentes con pelotas. ¿Que no funciona el reloj de la plaza? Se encarama tío quiensea con un cubito y una brocha, y le pinta unas manillas que no se las salta un gitano.

Se ve eso sí, que no son muy dados a las fiestas y sí a las siestas, pues fijaron como hora oficial del pueblo las cuatro de la tarde, que es hora holgazana y de rascarse el bolo.
Si hubieran pintado las doce, allí estaría todos los días el pueblo a brindar por el fin de año.

Apuesto además que no se pintó en verano, porque de ser así hubieran quedado abajo el sudor y los sesos derretidos del que lo hizo.

A Luisi, lo de las manillas pintadas no le pareció bien.


Hay un tramo del camino, que presenta verdadero peligro para el ciclista. Se trata de una serie de cuestas rehabilitadas, donde la grava es tan abundante y tan suelta que el firme pierde su nombre.

En una de las curvas nos salimos tres ciclistas uno detrás del otro, y el cuarto no llegó a salirse porque lo evitó el suelo.

Aquí podéis ver a los servicios sanitarios de La Trocha, dando los primeros cuidados a Álvaro.


El codo pertenece (todavía) a Álvaro, que se provocó una herida "con pérdida de sustancia" según dijo la doctora que le atizó unos cuantos puntos. A nosotros la verdad es que nos hizo ilusión que la doctora dijera lo de "pérdida de sustancia", porque queda como más gastronómico ¿no?
Eso que parece mercromita o cualquier cosa civilizada, es sangre de la que le gusta a drácula.
Abajo del todo, por si sois de estómago delicado, hay otra foto que puede dar más cosa.


El parte de lesiones no terminó con Álvaro. Panta, que acababa de reincorporarse a la vida ciclista después de un verano de natación y mucho trabajo, padeció las consecuencias de la inactividad pedalera y sufrió la inflamación de un ligamento de la rodilla.
Diagnóstico facilitado por Roberto que no es médico, pero es cinturón negro de kárate y si le llevas la contraria te puede salpicar una hostia. Así que todos le creímos.





Hicimos toda la ruta por caminos, y nos regalamos los ojos con maravillosos paisajes y rincones deliciosos como este pequeño sendero de bajada hacia el Río Guadalupejos.

Esta estrecha senda, que transcurre entre olivos y encinas, presenta una pendiente de bastante inclinación y una bajada divertida y rápida.
Una vez completada la bajada, nos queda un último repecho hasta La Puebla de Guadalupe.

En la foto, Roberto junto con la mayor parte del contingente, esperando a dos individuos extraviados que, al final, llegaron por otro camino.




A nuestra llegada, había gran ambiente en Guadalupe. La Fiesta del 12 de octubre, congrega en este pueblo un nutrido gentío formado por peregrinos que acuden a rendirle culto a la Reina de la Hispanidad, la Virgen de Guadalupe. Coincidimos además, con peregrinos que a caballo exhiben sus monturas por las calles de la puebla.
Con la tontería no nos hicimos la foto oficial de la llegada.


Por la noche había baile en la plaza, animado por un cuadro rociero. Bueno, no sé si el cuadro era o no rociero pero llevaban topos y faralaes y guitarras y peinetas. Nosotros por si acaso, nos retiramos a nuestras alcobas, no fuera a ser que a las mozas del pueblo se les antojasen unos quesitos como nosotros.
Una copita... y a dormir.




RUTA DE VUELTA: GUADALUPE-OROPESA

Después de un sueño reparador, y de un desayuno de abrigo que incluía unas cuantas porras, es decir, lo que comería cualquier profesional antes de una etapa, nos disponemos a retomar la ruta.

A eso de las 9:30, acudimos a por nuestras monturas que habían pasado la noche cómodamente en una nave que amablemente nos cedió el dueño del Hostal Alba Taruta, donde nos habíamos hospedado.


Hicimos el viaje de vuelta: Nacho, Roberto, Arturo (que se comió una barbaridad de porras), Javi, Saúl, Agustín, Jose, Raúl y Luisi, que aparece en la foto de arriba.

La primera cuesta que nos metimos para desayunar tenía un 25% de desnivel.
Arturo subió las porras en el Rhino. ¡Qué jodio! Así también como yo porras ¡no te jode!. ¡Yo me comí sólo una!



El viaje de vuelta se hace más rápido por dos motivos: porque pisamos más asfalto, y porque las pendientes de subida hacia Oropesa son menos pronunciadas.

Aún así, todavía se pasa por lugares tan espectaculares como este hermoso castañar, que nos hizo olvidar lo de las porras.

El aire era fresco, y las piernas todavía estaban intactas.





Esta bajada entre pinos y monte bajo, con el suelo cubierto de acículas y surcado de regueros, fue un autentico regalo.

Aquí tenemos a Saúl, concentrado en la bajada. Antes de pisar el monótono asfalto, todavía nos quedaba un ratito de diversión.






Arturo y Nacho protagonizaron el momento "Hitchcock" de la jornada.
Durante un tramo de la bajada Nacho bajó perseguido por Arturo, que es muy capaz de atropellar a alguien pa' que nos riamos.

Arturo dice que no pensaba atropellar a Nacho, pero todos sabemos muy bien, que el 13 de octubre Nacho volvió a nacer de nuevo.










Entrañable imagen de este arroyo, en el que todavía puede apreciarse el rigor de la sequía recién pasada.

Tras intentar atropellar a Nacho, Arturo nos hizo una demostración de habilidad al volante, y del poderío que atesora el Rhino, esa especie de cruce entre quad y 4X4.








Y eso fue todo, amigos. Con esta imagen de un altar erigido en el camino a la Virgen de Guadalupe, nos despedimos de todos vosotros, esperando que estas imágenes os animen a uniros a alguna de nuestras rutas.











¡¡Atención!! Si es Vd. muy tiquismiquis, la siguiente imagen puede revolverle el estómago:






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